La Ley del Espejo afirma que todo lo que está afuera, las circunstancias de la vida, son un reflejo de tu interior. Así, el mundo exterior refleja nuestra luz y nuestra sombra, siendo un retrato de nuestro interior. Por lo tanto, conociendo y comprendiendo la ley del espejo es que elevamos nuestra conciencia a otro nivel al convertirse en una fuente increíble de autoconocimiento y sabiduría.
Por supuesto que muchas veces, no terminamos de ver en claro qué es lo que nos está reflejando el exterior, es decir, la circunstancia que estamos viviendo en ese momento. Es por eso que para comprender mejor esta ley hay que conocer bien sus cuatro matices.
- Los demás nos espejean algo nuestro que no queremos ver o aceptar de nosotros mismos; todo lo que nos molesta, nos irrita o queramos cambiar del otro, es algo que llevamos adentro y que no estamos viendo.
- Lo que nos molesta de alguien refleja lo contrario que somos; muchas veces los opuestos no se atraen sino que se repelen. A su vez, todo aquello que el otro me critica o juzga si me duele o me produce molestia es algo que tengo reprimido y aun me toca trabajar.
- Todo lo que el otro me critica, juzga o quiere cambiar de mi sin que me afecte, le pertenecen a él. “Lo que Juan diga de Pedro habla más de Juan que de Pedro”. Cada persona habla desde sus propias creencias.
- Todo lo que me gusta del otro, lo que amo en él, también está dentro mio. Reconozco en el otro mis cualidades, aunque me cueste verlas en mi persona.
Una vez comprendido esto podemos comenzar a aplicar los beneficios que puede traernos la ley del espejo a nuestra vida y estos son algunos.
Mayor autoconocimiento
Todas las situaciones que vivimos cotidianamente nos disparan diversos tipos de emociones. Cuando nos despierta emociones desagradables significa que hay algo ahí dentro nuestro que no estamos viendo. Tomar conciencia de que el afuera solo es un disparador para activar lo que llevamos dentro, podemos trabajar en ello dándole espacio a la liberación y la sanación.
Integración de tu sombra
Todos tenemos una “sombra”. Es la parte de nuestra personalidad donde se encuentran los miedos, las preocupaciones, las culpas, los juicios y las vergüenzas. En definitiva, todos aquellos aspectos que tenemos reprimidos y que no queremos mostrar al mundo por temor a no ser aceptados.
La sombra se desarrolla en todos nosotros de una manera natural desde la infancia y condiciona nuestras decisiones. El problema es que muchas veces no atendemos nunca estas emociones y continuamos reprimiéndolas permitiendo que nuestra sombra crezca y condicione cada vez más nuestra vida.
La ley del espejo nos permite identificar en el afuera aquello que nos causa dolor, enojo o nos altera entendiendo que son aspectos de nuestro lado oscuro proyectados al exterior y así comenzar a entender y a aceptar nuestras emociones ocultas.
Se logra más empatía y más compasión
Cuando comprendemos que el exterior es nuestro reflejo y que solo obtenemos aquello que damos y aquello que somos. Podemos dejar de vernos como víctimas de las circunstancias para vernos como creadores de nuestra realidad.
Esto a su vez permite que no nos tomemos el comportamiento del otro como algo personal porque solo nos está demostrando lo que es y lo que lleva adentro y al entender esto podemos desarrollar más empatía y compasión por el proceso de los demás y ayudarlos a ver las cosas desde otra perspectiva.
Una vida más equilibrada
Conocer cómo funciona la ley del espejo con sus variantes nos permite adquirir otro nivel de consciencia y ver las cosas desde otra perspectiva. De esta manera podemos ponernos en observadores de nuestro propio comportamiento, evaluando nuestra conducta y viendo que cosas son necesario cambiar para lograr una interacción más armoniosa con nuestro entorno.
Así dejamos de permitir que el exterior condicione nuestro comportamiento para empezar a darnos cuenta que la paz interior trae paz exterior. Un mundo interior más tranquilo se refleja en nuestro entorno y en nuestras circunstancias.
Humildad
A través de la ley del espejo podemos distinguir de una mejor manera nuestros defectos y virtudes y comprender que el proceso de aprendizaje nunca concluye y que los otros siempre van a venir a reflejarnos alguna emoción que tenemos que atender y que siempre hay cosas que mejorar para tener una mejor relación con nosotros mismos y los demás.
Nos liberamos de la actitud de víctimas
Al entender que la forma en la que nos trata el mundo es un reflejo de cómo nos tratamos, dejamos de ser víctimas de las circunstancias. Los problemas solo se solucionan si modificamos nuestro estado interno, porque si esperamos que cambien los demás y las situaciones que nos envuelven, nunca nos sentiremos satisfechos. La actitud es lo que marca la diferencia y el primer paso para mejorarla es la toma de conciencia.
Al hacerlo plenamente, nos damos cuenta de que no tenemos por qué sentirnos constantemente víctimas de nuestras circunstancias. En gran medida, en nuestras manos está cambiar la realidad, adquiriendo la responsabilidad por nosotros, y brindándonos la oportunidad para actuar y dejar de sentirnos indefensos y desprotegidos ante el resto del mundo.
Más sabiduría y libertad
La Ley del espejo permite una mayor comprensión sobre las cosas y nos da libertad de elección, puesto que estamos menos condicionados por lo exterior. La Ley del espejo nos da una herramienta increíble para lograr el perdón, la aceptación y eliminar el rencor y el odio de nuestras vidas.
Esta ley nos invita a la introspección para evaluar y mejorar nuestras conductas, lo que no solo nos hace más sabios sino mucho más conscientes de nuestra libertad.
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